...Y sucede que desde entonces, ha encontrado decenas de veces en el camino a algún lugar, una razón para sentir. Sí!, alguna vez entendió en medio de un paseo solitario, que había hallado la respuestas a todas sus preguntas. No sólo necesitaba latir para saber que estaba vivo, debía sentir. Debía dejarse llevar por el impulso de dar todo, de sentir con cada pedacito de si mismo. Debía entregarse a amar así como aprendió alguna vez de otros corazones. Ya no se resistiría mas a amar sin limite, sin medida, sin distinción, sin dolor, sin miedo, sin precio, sin permiso, sin excusas, sin afanes, sin angustias. Ya no le temería a nada y no dejaría que nada le impidiera sentir que estaba vivo.
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